Translate

dissabte, 27 de juliol del 2013

NUNCA SEREMOS PERFECTOS

Capítulo 14- Bel- Fuera de allí

-          ¡Bel, ven a comer que la comida ya está lista!- grita mi padre desde la cocina.
Guardo el Word en el que he escrito todas mis observaciones y apago el portátil. Cuando salgo de mi minúscula habitación sólo tengo que dar dos pasos para llegar a la cocina, donde en el centro tenemos una pequeña mesa. Nuestro piso es como una casa de muñecas, no por la belleza, sino por el tamaño. Y lo peor son…
-          Papá, ¿Qué hay para comer?- pregunta Josep, de tres años.
-          Hoy es martes, así que seguro que hay macarrones- se anticipa Marc, de nueve años.
-          Quiero bibi, papá- una vocecilla aguda y una personita con dos mini coletas aparece por la cocina: Sara, de casi dos años.
-          Pues yo prefiero espaguetis- se queja Jack (de siete años) sin dejar responder a mi padre.
Mis hermanos. Están todo el día hablando, discutiendo, jugando… No hay ni un solo minuto de absoluto silencio en esta casa exceptuando mi habitación.
-          Pues hoy hay macarrones para comer- anuncia mi padre con una media sonrisa en la cara.
Jack resopla. Marc y Josep gritan de alegría. Laia no hace nada. Nunca hace nada. Sólo pedir biberón.
Lo peor de mis hermanos es que ninguno compartimos una madre, sólo somos hermano a medias, de mi padre. Menos Laia y yo, somos las únicas hermanas totales de esta casa. Yo fui fruto de cinco años de amor y felicidad, la cual se acabó cuando mi padre se enteró de que mi madre le ponía los cuernos. Marc fue la cosecha de un calentón en una fiesta de los ochenta a la que fue mi padre para “empezar a vivir un poco”. Jack fue… bueno, en realidad nadie sabe de qué fue, excepto mi padre. Apareció un día por casa y nadie preguntó nada. Josep fue el resultado de una “amiguita” que conoció mi padre y que un mes después de tenerlo desapareció de la faz de la Tierra. Y Sara fue, simplemente, la venganza de mi padre. Se acostó con mi madre borracha, le sacó fotos y se las enseñó a su marido actual. Sí, rompieron, pero aun así le salió el tiro por la culata, porque si no ahora no tendríamos a nuestro cuarto hermano. Y lo más sorprendente de todo es que mi padre se ha tenido que ocupar siempre de esos hijos, las respectivas madres nunca han puesto nada de su parte. Y el sueldo de mi padre de la gasolinera no da para mucho, la verdad.
Nos sentamos los seis en una mesa para cuatro. Estamos un poco apretujados, pero después de tanto tiempo resulta hasta cómodo.  En toda la estancia reina un absoluto silencio. Ni la tele, ni mis hermanos lo interrumpe. Sólo mi padre.
-          Esta tardé tendrás que quedarte con ellos, Bel. Tengo que hacer horas extras en la gasolinera. Lo siento.
¿Qué? Yo tenía pensado pasar la tarde con mi investigación, mirando sus perfiles de Facebook y otras redes sociales y sacando más teorías. Ni siquiera pensaba en cuidar a ninguno de mis hermanos. Pero no me conformo en mostrar mis pensamientos solo en mi cabeza.
-          ¿Qué?- Pero me ahorro todo lo otro, pues él no sabe nada de esto y mejor así: pensaría que estoy loca.
-          Lo siento, Bel. Pero para compensar, esta noche te dejará salir con tus amigos. Pero nada de fiestas. Os quedáis a cenar en algún Mcdonald’s y aquí en casa a las doce.
¿Amigos? Él piensa que tengo amigos… Eso son muchos puntos a mi favor, pues así tendré la oportunidad de ir a algún bar o cafetería a seguir con mis investigaciones.
-          De acuerdo.- Y sonrío como si estuviese satisfecha de poder salir una noche con mis amigos.
La comida no se alarga mucha más.
-          Bueno, yo me voy a trabajar ya. Portaos bien, eh, chicos. Estas al mando Bel. Adiós- se despide mi padre, lanzándome una última mirada de “padre confía en su hija”, aunque se nota a mil leguas que no lo hace.
Mis hermanos parece que se han puesto hoy de acuerdo para acabar de comer todos a la vez.
-          Llamadme aburrida, pero nada de gritos, juegos y risas- advierto, cogiendo a Sara en brazos y llevándola a su habitación para meterla en la cuna.
Y a Josep también lo meto en la cama, que eche la siesta por un día. Él se resiste, pero acabo convenciéndolo y empieza a cerrar los ojos. Salgo de la habitación. Lo más difícil me espera aquí. Jack y Marc empiezan a pelearse sobre a qué juego quieren jugar. No reconozco ninguno de los dos que dicen, aun así sé que serán unos juegos chorras. Los intento separar, pero en ese momento mi Smartphone suelta un pitido.
-          ¡PARAD!- grito, y me sorprende la autoridad que tengo en mi casa y la poca que tengo en el instituto.
Voy a mi habitación corriendo antes de que vuelvan a pelearse y leo la notificación de Facebook en voz baja.
-          Tienes una solicitud de amistad nueva-susurro.
¿De quién podrá ser? Apenas tengo un par de amigos en Facebook. Y cuando la abro me quedo helada. De Melanie. La solicitud es de Melanie. Sin dudarlo dos veces le doy a “Aceptar” y de seguida me aparece el primer mensaje suyo.



1 comentari: