Capítulo 8- Melanie- No temo mi pasado
Bien. Sociales ya ha terminado y todos somos libres.
Abandono mi sitio al lado de Diego, el cual se alegra por haberlo hecho, y me
acerco a Amanda. Maia se acerca a nosotras.
-
Melanie… yo de ti…- susurra Maia, mirando hacia
todos lados para asegurarse de que nadie escucha.
-
Sí, lo sé Maia, me alejaré de ellos hasta que
quede todo olvidado. No te preocupes, no me van a hacer nada, si casi nunca van
al instituto- le respondo, con el mismo tono de voz pero sin esa preocupación
tan extrema.
-
Vale. Si quieres te acompañamos hoy hasta tu
casa. Más o menos nos pilla de paso, sólo tenemos que desviarnos un poco de
nuestro camino habitual.
-
No hace falta, Maia, estoy bien. Estás haciendo
una montaña de un grano de arena.
-
Tu sí que vas a ser un grano de arena como no
vayas con cuidado-interviene Amanda- ¿Y todo eso pasó mientras yo estaba en el
lavabo? Pues menos mal que estaba allí Maia, si hubiese ido yo el tío ese no se
va de ahí sin un ojo morado.
-
Pues sí, menos mal que tu no estuviste allí,
Amanda, porque no hubieses mejorado la situación-resopla Maia.
-
Sois una exageradas- río yo-, no creo que Axel
fuese capaz de hacer tanto daño a alguien.
-
¿Estas segura de que estamos hablando del mismo
Axel, Melanie?- pregunta con ironía Amanda- Creo que no lo conoces muy bien-
añade con una sonrisa.
Se sorprenderían de lo bien que lo conozco, o lo conocía.
Éramos mejores amigos en el colegio. Prácticamente… éramos inseparables. Hasta
que se empezó a ajuntar con Paula. A mí no me caía nada bien y nos empezamos a
separar. Y después de aquella pelea… supe que nada iba a volver a ser igual.
Pero de aquello, a lo que yo pensaba que iba a pasar, a esto, a lo que ha
pasado, hay mucha diferencia.
-
Bueno, vamos saliendo de clase, ¿no?- sugiero,
al ver que nos hemos quedado solos en la clase, con la única compañía del
profesor, que nos ignora.
Ellas están de acuerdo y salimos. Amanda y Maia siguen discutiendo
el tema de Axel. Yo ya no las escucho. Sí que estoy pensando en Axel, pero no
en su ira destructiva. Y tampoco es la única persona que tengo en mente.
También hay otra… No. Tengo que olvidarle. No puedo seguir pensando en él,
porque él ya no piensa en mí y este sería un juego tedioso que nunca acabaría.
Espero que el tema de Axel me ayude a olvidarme de él. Porque ahora quiero
saber el porqué, el porqué de su comportamiento. Que fue lo que pasó para que
cambiara de esa forma. Me preocupa. Ahora que lo he visto tan… agresivo, me
preocupa. Y no puedo evitar sentirme un poco responsable de ello. Yo fui la que
inició aquella discusión. Sí, el me dio muchos, demasiados quizá, motivos para
hacerlo. Pero aun así fui yo quien empezó. No puedo quedarme tranquila sabiendo
que tal vez ese cambio se haya producido por mi culpa.
-
¿Melanie?- la voz de Maia me despierta de mi
ensimismamiento- Estás un poco rara, eh. Hemos decidido acompañarte hasta tu
casa, así no correrás ningún riesgo si, por si acaso, nos están siguiendo.
-
Estáis exagerando un montón. No nos están
siguiendo- abro los brazo para señalar el espacio que nos rodea- Ese tipo de
gente tiene cosas mejores que hacer, como meterse un quilo de coca en la
sangre. No desperdiciarían el tiempo con alguien como yo.
-
Melanie, me sorprende que no conozcas como son
ese tipo de personas. Esos, con tal de pegar, se inventan cualquier excusa.
-
Sí que lo conozco, pero no sé, no creo que sea
para tanto.
La verdad es que no creo que Axel sea capaz de pegar como ha
pegado a Bel a una examiga como yo. No lo creo ni lo quiero creer. Caminamos
rápido, al menos yo. Quiero llegar ya a mi casa. Este día no es que haya sido
el mejor de toda mi vida.
Al fin, llegamos al
punto donde todas nos separamos.
-
Bueno, yo me voy por aquí- anuncio, y me giro lo
más rápido que puedo.
-
Te acompañamos- repite Maia.
-
No hace falta, chicas, en serio. Mira, hacemos
una cosa. Hoy me voy yo sola y si veo que me siguen hecho a correr, os lo digo
por WhatsApp y mañana me acompañáis a mi casa.
Maia no parece muy convencida, pero Amanda sí. Y cuando
Amanda se propone convencer a Maia, lo consigue, a veces hasta con demasiada
facilidad.
-
Melanie tiene razón, Maia. Mejor esperemos y
vemos que pasa. Sólo hay cinco calles de aquí a casa de Melanie.
-
No sé…
-
Venga vamos Maia, Melanie sabe lo que hace-
Amanda la coge del brazo.
-
De acuerdo…- aunque no parece muy convencida.
Se van alejando las dos, cada una hacia su propio camino.
Maia mira hacia atrás todo el rato. Y yo sigo andando. Ni una sola calle. No he
caminado ni la primera calle y ya me encuentro con alguien. No sé si será peor
o mejor que un encuentro con Axel, pero seguro que puede ser igual de
catastrófico.
-
¡Melanie, Melanie! ¡Espera!- grita Alex,
corriendo hasta mí. Ha aparecido de la esquina de este edificio, como si me
estuviese esperando.
No digo nada, sigo caminando, mirándolo con incredulidad.
-
Mira, no sé qué quieres pero…
-
Deja que te acompañe a casa- pide jadeando por
el cansancio.
-
¿Qué? ¿Yo no te era indiferente? Pues aclárate y
déjame en paz.
-
Pero… Un momento, déjame explicarte. –Se apoya
en las rodillas.
-
No, Alex. Déjame y para de mentir, es mejor para
todos.
-
Pero…
-
Adiós.
-
¡No, Melanie! ¡No vayas por ahí!
Y echo a correr. No miro hacia atrás e ignoro los pasos de
Alex a mis espaldas. Hasta que dejo de escucharlos. ¡Será cara dura! Me
desprecia y después quiere explicarme cosas. Yo ya escuché sus penas y mira
como me lo ha pagado. Pues ya no hay vuelta atrás, no voy ser la típica chica
fácil que se deja engañar dos veces. No. Esto se acabó.
Camino rápido. Aunque ya no escuche los pases de Alex sigo
caminando rápido y sin pensar en nada. Simplemente camino y hago el mismo
recorrido que todos los días. Pero… tal vez tendría que haber pensado mejor…
-
¿Dónde vas, zorra?- Una voz femenina
extremadamente familiar hace que me detenga en seco.
Paula.
-
¿Creías que podías pegar a mi amigo y salir
ilesa de ello?
La veo salir del portal de un piso. Doy un paso atrás, pero
cuando veo salir a Axel detrás de ella, sé que está todo perdido.