Capítulo 20- Bel- La
vida me la devuelve
Mis manos tiemblan, y como si
fuese una reacción en cadena, el resto de mi cuerpo también lo hace. Y me
empiezo a marear. Miro hacia todos lados y sólo escucho un ruido que
intensifica su volumen por segundos. Sólo mil voces que se acumulan en mis
oídos y no me dejan pensar. La gente que pasa a mi alrededor adopta una forma
rara, se deforman y se convierten en miradas asesinas. No puedo más. Me
levanto. Y todo el suelo da vueltas, y me tengo que apoyar en la mesa para no caerme.
Me llevo la mano izquierda a los ojos y los cierro. Cuando el suelo deja de moverse
un poco avanzo un paso. Y vuelve a moverse tan rápido como antes. Pero no
detengo mi caminar. Voy dando traspiés, sujetándome a las sillas y mesas de la
gente y pronunciando algo que se parece a “lo siento” y “perdonen”. Las miradas
se multiplican y ahora me insultan también. Pero por fin, de seguida, encuentro
la puerta del baño. Me apoyo en el pomo durante unos segundos para
recomponerme, sin mucho resultado, y abro la puerta a medias. Voy caminando
arrastrando los pies por el pasillo del lavabo. Dejo caer el cuerpo en la pared
para no caerme. El barullo de voces ya se ha ido, aunque todavía sigue
moviéndose el suelo.
Encuentro la puerta donde hay
una señora dibujada. Estiro y veo la pica. Me abalanzo sobre ella, aprieto el
botón del grifo y empieza a salir el agua. Me remojo la cara, la nuca y un poco
los brazos. Me encuentro mejor, aunque el mareo sigue todavía ahí. Doy dos
pasos hacia mi izquierda y abro la puerta que da a un pequeño sitio donde sólo
hay un lavabo. Y me siento en la tapa. Pongo las manos en la cara, de manera
que también pillo un poco de pelo, y me limito a respirar. Inspirar. Espirar.
Inspirar. Espirar. Así durante unos cinco minutos. Y me voy dando cuenta que ya
no estoy tan mareada. Hasta que el suelo se para y me encuentro perfectamente.
¿Qué me había pasado? Supongo que el ruido, la gente por todos lados y todo
eso… No estoy acostumbrada a todo esto, nunca había estado con tanta gente y
tanto ruido. Y estando tan tensa y con tantas cosas en la cabeza como tengo
últimamente, supongo que no ha ayudado mucho. Tendré que relajarme un poco si
no quiero que me vuelva a pasar.
Me levanto. Escucho que la
puerta del baño se abre. Me vuelvo a sentar. Escucho el agua salir del grifo.
No estoy dispuesta a salir ahora y que me mire mal por ser la chica loca que
antes parecía que estuviese borracha. No, eso no me tranquilizaría. Al
contrario, me pondría mucho más nerviosa. Así que no pienso salir hasta que
salga ella. Aunque tenga que estar aquí horas.
Y empiezo a esperar. Y esperar…
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