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divendres, 28 de juny del 2013

NUNCA SEREMOS PERFECTOS

Capítulo 6-Bel- El patrón del ser humano

Estoy tirada en el suelo. No me levanto. Me duelen las costillas, me duelen las piernas, me duele la cara, me duele todo. A mi alrededor hay algunas personas que me miran, algunas divertidas y otras sin expresión alguna. Pero no hay tantas cabezas como voces escuchadas hace un rato. ¿Y dónde está Axel? ¿Por qué me ha dejado de pegar? La verdad es que es mejor así, pero no entiendo por qué se ha ido. Con tanta gente que había diciéndole que me pegara me extraña mucho que se haya sido por su propia voluntad. Giro la cabeza hacia mi izquierda y lo veo. Esta frente a un árbol. Pero… no está solo. No me refiero a la gente que está a su alrededor. No. En frente de él, entre su cuerpo y el árbol hay alguien. Apoyo los codos en el suelo y me incorporo un poco, me duele demasiado como para poder sentarme del todo. Hay una chica. ¿Será su novia? ¿Se estarán dando el lote? Fuerzo aún más la vista. Y me doy cuenta. No. No se están besando. Y si fuese su novia no creo que la hubiese cogido del cuello de esa manera. ¿La quiere ahogar? El terror que me produce pensar eso me obliga a sentarme. Al principio no me arrepiento. Pero después llega el dolor. Se extiende por todo mi cuerpo y me es difícil averiguar qué es lo que está pasando en ese árbol. La gente no se percata de mis silenciosas quejas por el dolor, pues ya no les soy de interés para ellos. Ahora están todos pendientes de lo que pasa a unos metros de mí. La suelta. Menos mal. No podía verle la cara al chico y, por lo tanto, no sabía cuánto odio mostraba su rostro ni hasta donde pensaba que podía llegar. Pero los rostros de la gente que los envolvía eran de preocupación, así que algo no muy bueno le podría haber pasado a esa chica.
La chica aterriza en el suelo, con la espalda apoyada en el árbol. Se coge el cuello y respira con exageración. Su cara muestra terror y desesperación. Abre mucho los ojos y los deja en un punto fijo. No creo que ahora mismo estén pasando muchas cosas por su mente, está demasiado aterrorizada. Y eso lo sé yo de primera mano. Ahora que puedo ver a la chica mejor, reconozco su cara. La he visto bastantes veces por los pasillos con otras chicas que se llaman Maia, Mar y Amanda. Ella se llama Melanie. Como para poder olvidarlo… Creo que es una de las mejores chicas del instituto. Descartando a las chonis (que son malas por naturaleza), muchas de las otras chicas, las que yo considero normales, tienen secretos, muchos defectos, incluso una maldad que los demás piensan que no tienen. Poca gente conoce bien a ese tipo de personas aun siendo mayoría. Y con los chicos pasa exactamente lo mismo. Pero ella no. Durante todo este tiempo que he estado observando detenidamente a ella y sus amigas, no la he visto hacer nada malo ni una sola vez. Alguna vez sí que ha discutido con alguien, pero se acababa arrepintiendo. Siempre se arrepiente. Como todo ser humano alguna vez, se arrepiente. La única diferencia es que ella siempre lo hace. Mientras los demás guardan rencor hacia un montón de cosas, ella se arrepiente y rectifica. Es impresionante la capacidad que tiene de perdonar tan fácilmente y a la vez de tener unos amigos que la quieren tanto. Eso pocas veces pasa. Todo sigue un patrón. Los fuertes se aprovechan de los débiles, los débiles se limitan a ser aprovechados. Y si algún débil se revela, es castigado y lo paga con creces. Las personas buenas siempre pierden. Y no hay tantos perdedores por eso, porque no todos los que pensamos que son buenos, lo son de verdad. Pero ella sí. Melanie se sale del patrón. Y eso siempre ha hecho que me fije más en ella, que centre mi estudio y mi proyecto en esa persona. Pero ahora, ahora que la veo en el suelo luchando por respirar, todo lo que pensaba vuelve a dar un giro radical.
-          ¿Estás bien?- Maya le tiende una mano a Melanie, ignorando a Axel y al resto de personas que observan atentamente.
La expresión de Axel es de auténtica cólera. Los ojos se le salen de sus orbitas mientras mira a Melanie, que acepta la mano de su amiga y se levanta. Maia abraza a su amiga e intenta alejarla de Axel. Los demás siguen mirando atónitos la situación. Axel no hace nada al ver que Melanie se aleja de él. Maya ha sido lista al dirigirse sólo a Melanie. Si hubiese dicho algo más o hubiese mirado donde no le correspondía todo hubiese sido diferente. Veo como los labios de Maia se mueven un poco en el cabello de su amiga, mientras se abrazan. Melanie asiente y se separa de ella. Ya está bien de nuevo. Me alegro por ella. Pero se está equivocando. Ahora mismo está cometiendo el mismo error que supongo que habrá cometido antes, aunque no sé qué ha podido pasar para que Axel la cogiera del cuello. Me tiende una mano, Melanie me tiende una mano igual que lo ha hecho su amiga, la cual la acompaña hasta mí. Maya mira hacia todos lados, posiblemente deseando irse de allí. Pero Melanie, con la expresión muy seria, no aparta su mano. La cojo. Es lo mejor. Así podrá salir de una vez de ese círculo de curiosos que se ha montado. Me levanto. Me duele mucho cuando lo hago pero me levanto.
-          Gracias- le susurro para que sólo ella pueda escucharme.
Melanie me coloca una mano en la espalda y otra en el brazo y me ayuda a caminar. Poco a poco avanzamos y cuando encontramos un hueco en el círculo nos escabullimos.
-          ¿Ahora eres amiga de la pringada?- preguntan algunos.
-          Parece que sí. Pues vaya amiga, ¿no? Si te tienes que poner una mascarilla en la boca para estar a al menos un metro de distancia- contestan otros por ella.
Melanie sigue sin decir nada. Mantiene el ceño fruncido y la expresión seria. Ahora sí que tiene que estar pensando en un millón de cosas. Pero aun así me sigue acompañando. Me lleva hasta un profesor que ya se dirigía a nosotras para ver lo que había pasado.
-          No sé lo que ha pasado, Mateo. Cuando he llegado ya estaba en el suelo.
Y se va. Me deja con el profesor de física, Mateo, y se va. Por el tono de su voz sé que está mintiendo. Y puede que él también lo sepa. Pero aun así deja que se vaya.
Mateo me ayuda a llegar hasta el edificio del instituto, pero a medio camino miro hacia atrás. Melanie se dirige hacia sus amigas, para reunirse con Maya, Amanda y… ya está. Mar no está. Es extraño. Siempre han estado muy unidas ellas dos. En realidad ellas cuatro siempre han sido un grupo inseparable.
Antes de volver la vista hacia el frente, hay otra persona que me llama la atención. Un chico con la camiseta del Barça que está solo en mitad del patio. Mira hacia algo. Sigo su mirada. Hacia Melanie. Está serio. Parece incluso enfadado. ¿Con Melanie? ¿Por qué iba a estar enfa…? En ese momento desvía la mirada hacia otro punto. Axel. Que parece que está chuleando con sus amigos y sonriendo ante el triunfo de haber pegado a dos personas en menos de media hora. El chico, que no consigo recordar su nombre, mira a Axel enfadado, más que eso incluso, con odio. Muchísimo odio. Pero no corre hacia él ni se monta otro espectáculo de puñetazos en el patio. Sólo lo mira. Una mirada intensa y enfadada. Vuelvo a girar la cara hacia el frente. Mateo me mira extrañado. Y suena el timbre que marca el final del recreo.


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